jueves, 10 de octubre de 2013

La ceremonia del té

La ceremonia del té, también conocida como el “camino del té”, es la preparación  y el ofrecimiento ritualizados de té verde en polvo en presencia de invitados. Una ceremonia del té formal y completa incluye una comida y dos clases de té (koichay usucha), y dura aproximadamente cuatro horas, durante las cuales, el anfitrión dedica todo su ser a crear un ambiente en el que sus invitados disfruten estética, intelectual y físicamente, rodeados al mismo tiempo de una gran serenidad.

El objetivo de la ceremonia del té es el del budismo zen –vivir el momento–, y todo el ritual se prepara para que los sentidos se concentren en ello, para que uno participe plenamente en la ceremonia y no se distraiga pensando en cosas mundanas.

En una ceremonia del té formal y completa (chaji), los invitados se reúnen primero en una sala de espera donde se les sirve una taza de agua caliente que será usada más adelante para hacer el té. Luego pasan a una pérgola en el jardín y esperan a ser recibidos por el anfitrión.
 



El recibimiento se hace en forma de reverencia en la puerta interior. Los invitados pasan luego a un lavabo de piedra con agua donde purifican sus manos y sus bocas con el agua y entran en la habitación de té a través de una entrada baja diseñada para recordarles que todos son iguales.

Los invitados admiran el pergamino colgante en la hornacina, que generalmente tiene la caligrafía de un monje budista zen, y toman sus asientos, arrodillándose en el piso de tatmi (estera de paja). Tras los saludos obligatorios, el anfitrión pone carbón vegetal en el fuego y sirve una comida sencilla de alimentos estacionales, lo justo para calmar las punzadas de hambre. Y a continuación sirve dulces no secos.

Los invitados regresan a la pérgola y esperan a ser llamados de nuevo para que les sirvan el té. El recipiente del té, la cucharita del té y el tazón del té se limpian en un acto de purificación simbólica, cuyo movimiento rítmico pone a los invitados en un estado de calma concentrada. El té es espeso y se prepara en silencio, y el tazón se
pasa entre los invitados que beben por el mismo sitio del tazón en un acto de unión simbólica.

El anfitrión añade luego más carbón vegetal al fuego, sirve dulces secos y prepara otro té, pero esta vez más ligero y con más espuma. Durante la etapa final, el ambiente pierde gravedad y los invitados conversan de manera informal.

Sin embargo, la conversación aún trata de la apreciación de los utensilios y el humor. El deber del invitado principal consiste en actuar como representante de todos los presentes, hacer preguntas relacionadas con los utensilios y las decoraciones elegidas para la reunión y trabajar al unísono con el anfitrión para asegurar que la reunión prosiga perfectamente, sin que la inspiración de los invitados sufra ninguna distracción.

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