Lo primero que debemos saber es que con el paso del tiempo nuestros dientes se oscurecen, sin embargo este efecto puede ser más controlado y podemos evitar las manchas, si huímos las siguientes situaciones:
- El consumo del tabaco o bebidas como el café, té, refrescos de cola, el vino tinto o alimentos pigmentados como cerezas, las remolachas, la zanahoria o las moras, pueden teñirlos y eliminar su blanco natural.
- Una mala limpieza, que no evite la acumulación de placa y los depósitos de sarro.
- Durante la infancia, en la que los dientes aún se están formando, es muy importante no ingerir grandes cantidades de flúor o antibiótico con tetraciclina.
- Algún golpe en los dientes puede favorecer el tinte del diente, ya que provocan pequeñas roturas en las que se pueden introducir no solo las bacterias, sino también el tinte de los alimentos que anteriormente comentábamos.
Todas estas cuestiones las debemos de tener en cuenta para cuidar nuestros dientes, pero también hay muchas personas que deciden hacer un tratamiento blanqueante ya sea por complejo, motivos estéticos o algún tipo de evento especial. Lo fundamental es que antes de elegir cualquier tratamiento lo consultes con un dentista para que te pueda indicar cómo hacerlo bien.
Después del tratamiento lo mejor que puedes hacer para mantener la blancura es seguir una serie de consejos:
- El principal es el uso de un dentífrico blanqueador que te ayude a eliminar las manchas y prevenir que vuelvan a ponerse amarillos.
- Es importante que te cepilles o enjuagues los dientes una vez que consumas bebidas o alimentos que provoquen manchas.
- Ante bebidas que manchen utiliza una pajita.
- Puedes necesitar un retoque según el método de blanqueamiento utilizado o el consumo de tabaco o café en 6 meses, uno o dos años.
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