- Protege contra las
infecciones (mata bacterias, virus, etc.)
Fortalece los mecanismos inmunitarios, especialmente apoya a los glóbulos blancos, a los anticuerpos y al interferón. - Combate eficazmente la gripa, las alergias, el asma, la bronquitis y demás problemas respiratorios.
- Ayuda a neutralizar y a eliminar todo tipo de toxinas acumuladas en el organismo.
- Es fundamental para resistir el estrés, pues es el nutriente principal para las glándulas suprarrenales.
- Ayuda a los diabéticos a controlar los niveles de azúcar en la sangre y a proteger las arterias del daño provocado por la elevación de los niveles de azúcar.
Protege de múltiples formas la salud cardiovascular:
- Controla la presión arterial.
- Eleva el colesterol “bueno” (HDL).
- Reduce el colesterol “malo” y el Lp (a) otro lípido “nocivo”.
- Inhibe la oxidación del colesterol LDL, impidiendo que obstruya las arterias.
- Limpia las arterias de depósitos grasos.
- Fortalece y flexibiliza las paredes de los vasos capilares.
- Reduce el riesgo de sufrir espasmos vasculares que pueden generar infartos.
- Es un nutriente que aumenta los niveles del glutatión, nuestro antioxidante maestro, regenera la vitamina E y estimula diversas enzimas destructoras de radicales libres.
- Protege las encías contra la inflamación.
- Es un antioxidante a nivel ocular y previene de la formación de cataratas y disminuye la presión intraocular en el glaucoma.
- Ayuda a eliminar el ácido úrico.
- Ayuda a la formación del colágeno, un tejido importante a nivel de todo el cuerpo. Por ser un buen antioxidante y formar colágeno la vitamina C combate las arrugas.
- Acelera la cicatrización.
- Puede disminuir hasta en un 350% el proceso de formación de cálculos biliares.
- Es útil (en megadosis) para tratar a personas drogadictas y evitar el síndrome de abstinencia.
- Las personas que consumen más vitamina C viven más que aquellas que consumen menos.
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