Si nunca se
ha realizado ejercicio regularmente, se debe iniciar la actividad de forma
lenta y gradual. Lo mejor es empezar caminando todos los días, cada vez un poco
más. Por ejemplo, se puede evitar coger el coche y acudir a pie a todos los
lugares que sea posible.
Otra manera
de comenzar la actividad consiste en subir y bajar escaleras en vez de utilizar
el ascensor. También conviene practicar ejercicios de estiramiento. Lo bueno es
que pueden realizarse en cualquier parte: se trata de estirar los dedos de las
manos y de los pies, girar los tobillos, las muñecas y los hombros, estirar las
piernas y los brazos respirando profundamente, etcétera.
Luego hay que escoger un ejercicio que haga trabajar a todo el cuerpo, que
mantenga o mejore la fuerza y la flexibilidad. La musculatura se desarrolla
cuando se activa sin forzar. Por eso, si se trabaja la parte inferior del
cuerpo, se debe realizar algún ejercicio en la parte superior. Cuando se
practica ejercicio de forma intensa, después se recomienda hacer una gimnasia
relajada. Todo debe ser equilibrado, ya que, si no, se pueden producir
lesiones.
Aunque las actividades diarias mantienen a las personas en movimiento, no suelen ser suficientes para estar en forma y gozar de buena salud. Encontrar tiempo para hacer ejercicio, a pesar de las exigencias del trabajo y de la casa, puede ser difícil, pero conviene buscar un momento para hacerlo.
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