Conocido también como el
“Oro de Marruecos”, el Aceite de Argán procede del fruto del árbol llamado
ArganiaSpinosa, cultivado en el suroeste de Marruecos desde hace 80 millones de
años.
Análisis químicos
demuestran sus valiosas propiedades dermatológicas debidas a su alta
concentración en ácidos grasos esenciales (80%
ácidos grasos esenciales, 43% ácido oleico y 37% ácido linoleico), además de grandes cantidades de tocoferoles (vitamina
E), lo que supone casi tres veces más que en el aceite de oliva.
Por su excelente
composición, el Aceite de Argán es inigualable y es idóneo para todo tipo de
pieles: nutre la piel seca, purifica la piel grasa y aporta equilibrio a la
piel mixta.
Por su alta
concentración en ácidos grasos esenciales así como por sus propiedades
antioxidantes, combate los radicales libres causantes de la oxidación celular
que dan lugar al envejecimiento prematuro de la piel, previene la sequedad de
la misma, restaura su luminosidad y es
considerado un excelente antiarrugas natural.
Su alto contenido en
vitamina E, hidrata, nutre, suaviza y regenera,
facilitando la renovación celular y aumentando la oxigenación. Es además
indicado para irritaciones cutáneas tales como psoriasis, eczemas, quemaduras y
cicatrices provocadas por el acné y la varicela.
Reduce la aparición de
estrías en mujeres embarazadas ya que nutre e hidrata en profundidad. Además,
por sus innumerables propiedades dermatológicas, protege, nutre y suaviza la delicada piel del
bebé.
Es también excelente para revitalizar el cabello
aportándole brillo y suavidad así como para fortalecer las uñas débiles.
El “Aceite de Argán”,
también conocido como el “Oro de Marruecos” es en definitiva uno de los
mayores beneficios que nos ofrece la
madre naturaleza para rejuvenecer nuestra piel.
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