Con las bajas temperaturas, el viento y la calefacción, nuestra
piel se reseca que y daña, pero la descamación y las
rojeces se pueden evitar si se toman las medidas necesarias. ¿Y cómo lo
hacemos? Vamos a cambiar pequeñas costumbres para poner al mal tiempo buena
cara.
• La calefacción. Ideal para caldear el
ambiente, mantenerla siempre a un máximo de 20-22 grados, pues más temperatura
podría resecar nuestra piel. Es importante también hacernos con un
humidificador que aumente la humedad del ambiente.
• La ropa. Internamente, nuestro cuerpo
funciona a unos 36 grados aproximadamente. Si no te abrigas adecuadamente,
cuando aprieta el frío, la temperatura corporal baja de forma progresiva hasta
que la piel se resiente. Hazte con un buen set de protección invernal: guantes
de punto o de cuero, bufanda y gorro, orejeras, camiseta térmica y forro polar
más abrigo o cazadora. Mejor muchas capas que te puedas poner y quitar a placer
para poder regular tu termostato según cambien las circunstancias que te
rodean.
• El neceser. Cuanto más frío hace, más se
seca la piel. Sensible, seca, mixta o grasa. Sea cual sea tu caso seguro que
necesitas texturas mucho más untuosas de las que utilizas habitualmente. Prueba
con aloe vera y cremas especiales para el invierno.
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